jueves, 27 de marzo de 2008

ARQ ycine

Mi maestro Antonio Miranda nos enseñó que una buena película es como un buen proyecto de Arquitectura. Como casi siempre, tenía razón.
Yo voy más allá, y además de ver un buen proyecto en la pantalla grande, éste me debe provocar emoción e incluso, a veces, sentimiento.
Un ejemplo.
                    American Beauty

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