sábado, 13 de octubre de 2007

ARQ yfútbol

POR FIN.
Hoy la roja ha ganado, o han ganado, o hemos ganado, o qué más da. Y se ha hecho sin Raúl. O con Raúl, porque en realidad han jugado dos Raúles: uno defendiendo y otro atacando, y marcando. Es posible que si hubiera estado, incluso jugado, el Raúl de la polémica, es decir, el que se llama Raúl sobre el campo, el único, también se hubiera ganado el partido.
Y se hubiera ganado simplemente porque en el terreno estuvieron los que debían estar, en concreto en el centro del campo. Por fin, por primera vez, jugaban juntos Cesc, Xabi e Iniesta, los llamados "jugones" desde el pasado Mundial. Por fin alguien se decidió a incluirles en el once titular.
Y eso no aseguraba un partido brillante, pero sí algo de control sobre éste, algo de juego en equipo, algo de ideas claras. Y no lo fue, no fue un partidazo controlado en todas las líneas y fases de ambos periodos, pero sí, por fin, un partido más que digno.
Y mereció la pena verlo, aunque sólo fuera por ver a la selección jugar como tal, aunque únicamente fuera por disfrutar de la jugada del segundo gol. Por fin, pudimos intuir un estilo de juego que podría tener un objetivo. Al menos algunos pudimos darnos cuenta, según se desarrollaba la jugada, que se controlaba el balón, el tiempo y al rival, y que al final de tanto toque y movimiento se podría conseguir algo positivo, esto es, gol. Durante 74 segundos, nueve españoles tocaron el balón 65 veces y dieron 27 pases antes de marcar de manera brillante. Por fin disfrutamos, por fin nos sentimos orgullosos.
La pregunta es: ¿cuánto ha de durar ese orgullo?, o mejor, ¿este juego sólo se puede ver cuando tenemos el agua al cuello? Y lo curioso es que esto ya ha ocurrido antes jugando con Dinamarca (recordemos la semifinal de la Eurocopa de Francia, la noche de Querétaro o la clasificación para el Mundial de Estados Unidos en Sevilla). Ya se sabe, en esto del fútbol la historia siempre se repite. Y como siempre ocurre así, nos clasificaremos para la próxima Eurocopa, y volveremos a ser los mejores, volveremos a ser favoritos, y volveremos a perder en cuartos. Como siempre.
Y como siempre, seguiremos soñando con que la historia acabe por cambiar y que, por fin, la roja gane, o ganen, o ganemos algún título en color.
Con o sin Raúl.

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